ALPUJARRA
TIERRA DE PASTOS
Quiero viajar para encontrarme sitios como estos. Porque tras las curvas, está el paraíso.
Es domingo y vamos a la Alpujarra. Me han contado que es
preciosa. De lo que no me han hablado es de las curvas hasta llegar a las
faldas de Sierra Nevada.
Quiero ver las villas blancas de legado bereber.
Pasamos por Lanjarón. Famosa por sus aguas. Con propiedades
medicinales, provenientes de sus numerosos manantiales.
“Lanjarón que vas llorando por tus
grietas agua pura,
aunque me calman la sed,
también me sirven de cura”
(Federico García Lorca)
Paramos en Soportújar. Famosa por sus brujas.
Disfrutamos en Pampaneira. Famosa por sus jarapas. Y también
por sus aguas. De las que te hacen ir soltera y volver casada. De las que
discurren por sus calles provenientes de las montañas.
Por sus platos alpujarreños. Exquisitos y distintos. Propios
de aquellos que saben lo que hacen.
He llegado mareada. Mucho. No visitaré Bubión ni Campaneira,
pero, desde luego, el viaje ha merecido la pena.
En la nada está el todo. Es un lugar mágico. De los que te
atrapa y a los que prometes volver. Porque sabes que lo harás.
El blanco de sus paredes es el más blanco que he visto nunca,
su agua la más fresca y su paisaje el más extenso.
He respirado todo el aire limpio que me cabía en el pecho y
he visto brillar el sol más que en ningún sitio.
Me he sentido importante. Partícipe de algo que solo les
llega a los privilegiados.
He tocado el cielo de Granada, que no sólo se alcanza en la
Alhambra.
Foto jarapas de Pampaneira
Pues habrá que ir... pero iré conduciendo para no marearte.
ResponderEliminarCada entrada que haces es un gusto para los sentidos.
Gracias