domingo, 21 de agosto de 2016

Serán tus pasos, no el camino





Esto no es el Jerte ni estoy en chanclas. Es Igualada y hasta hace un rato estaba en pijama. Soy de Valladolid y me siento vasca.

Hace cinco meses vine a vivir aquí. Cambié la comodidad de vivir en casa por vivir sola. Cambié la certeza por las dudas y encontré todas las respuestas.
Conocí a gente increíble que tan poco tiempo después ya son de mi familia y yo soy de la suya.

Esta es mi primera entrada y espero que sean muchas más.

He aprendido muchas cosas, más de las que me hubiera imaginado.

He aprendido a poner las cartas hacia arriba, y a saber que en mi mano siempre tengo el as.
He aprendido que la sangre no hace familia, que el tiempo no asegura relaciones y que, en un top 3, solo caben tres. Que, a veces, sabes exactamente que es lo que puedes esperar de la gente y que cuando dejas de intentar entenderles es cuando te entiendes un poco más a ti misma.
He aprendido que el querer tener todo controlado no es más que negarse a ser vulnerable.
He aprendido y comprendido lo que significa estar en el sitio adecuado, a que el momento tenía que ser este y que ellos tenían que estar ahí.
He aprendido a ser valiente.
He aprendido a dejar ir a los que se fueron, a irme y a echar de menos sin sufrir.
He hecho un curso acelerado y no ha podido salir mejor.


“Serán tus pasos, no el camino”


Por todo lo que he aprendido y por lo que me queda por aprender, aquí estoy, escribiendo para compartir.

Espero que os guste.
Espero tener siempre algo que contar.
Espero no dejar nunca de aprender.
Espero conservar la capacidad de sorprenderme y de sorprender.
Espero sin esperar, sin esa ansiedad que te crea el no saber que vendrá después. 

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